
El tío estaba desesperado, no era de por aquí y yo no le ayudaba...
Al ver su agobio, me he acordado de mi maravilloso teléfono con conexión winchinflin de datos y me he puesto a buscar la tienda en ese cerebro que todo lo sabe (Google). Por supuesto, el cerebro la ha localizado en su versión maps, pero como no me apaño tan bien como pensaba con mi teléfono en el mapa dichoso, he decidio llamar a la tienda y preguntar cómo llegar.
Me lo han explicado y yo he hecho lo propio con el desesperado.
Final de la historia: el tio de la bici estaba flipando con mi ayuda, me lo ha agradecido como tres veces y creo que ahora piensa que los maños somos majísimos!! Y lo somos!! :)
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